8 de Septiembre 2004

Un placer conocerla igualmente.

Mi tío se ha casado este fin de semana. Supongo que no tiene nada de especial este hecho. De hecho, no tiene nada de especial. En si la boda fue una boda, sin mas con opiniones para todos los gustos: que si me ha gustado el vestido de la novia (es un horror pero no lo dices), que si estaba todo buenísimo(todo el alcohol, claro), que si ha sido precioso(una horterada como la mayoría de las bodas), que si me he emocionado(las lagrimas que brotaban de mis ojos eran las que aparecen cuando uno bosteza), etc...
Pues eso, supongo que no tenia nada de especial, nos reuníamos toda la familia que hacia siglos que uno no veía. Y supongo que eso era lo único que me hacia ilusión. Pero no por toda la familia, sino por algunas personas a las que les tengo especial cariño pero casi nunca puedo ver porque viven en Inglaterra. Pero lo que no sabia era cuanto iba a alegrarme de estar allí.
Me explico. Empezó el Domingo por la mañana, el día de la boda. Estaba contenta con mi cámara de video y las ganas de estar con mi familia de Inglaterra. Cuando llegamos a la calle de mi abuela esperando a que todo el mundo bajará, bajó solo mi prima de Mallorca y nos dijo que Grana e Isabel estaban arriba. Me quede exactamente igual que antes, ya que no conocía a Grana, y aunque si que conocía a Isabel, tampoco recordaba lo que me ayudó una noche en casa de mi abuela, en la que salió el tema de las fiestas del pueblo de la familia de mi padre y lo divertido que es tirarle del rabo a una vaquilla, de lo entrañable que es ir a la matanza del cerdo, y de como se mata a un conejo. Me puse como una loca. Empecé a gritarles a todos en medio de l cena familiar, que porque no se tiraban unos a otros de los cojones hasta que se murieran desangrados y dejaban a los animales en paz. Mi padre soltó el típico: vale ya! Al que contesté que ni vale ya ni mierdas, que me avergonzaba de tener una familia así de bestia. Isabel, sonriendo con toda la dulzura que tiene esta mujer, me dijo que me entendía perfectamente, y que ella(que era la hija de la que daba clases de cómo matar un conejo) había dejado de comer animal muerto por todas las cosas que había tenido que ver. Me quedé helada. No sabia que alguien en esa familia pudiera entenderme. Y cuando bajó, lo recordé. Y a parte me presentó a Grana. Una mujer que no tenia nada que ver con ninguno de los que estaba allí. Con el pelo suelto y ondulado, con un vestido de esos que tiene 2 telas y la de arriba te la puedes poner por encima como una capa y con “oro” que destiñe. Muy hippie que iba la mujer. Total, que fuimos todos disfrazaicos por la calle, como si fuéramos un Domingo a una boda, igual igual. Y cuando la boda y el banquete (que incluía pato. Pato que no me comí) terminaron y ya todos estaban bebidos, y ya la música empezó y todo el mundo levantó el culo de la silla, fui a mear, y me encontré a Grana e Isabel allí hablando. Empezamos a charlar, y empezamos a conectar, pero ahí quedo la cosa.
Después de la boda, fuimos a cenar a otro restaurante y ellas vinieron. Y como de viaje de novios se van a México, le dije que si veía algo de Frida Kahlo que si me lo podía traer. Grana se me quedó mirando y me dijo: no me lo puedo creer, te gusta Frida? Y empezamos una conversación para la que no había tiempo, y nos empezamos a pisar de tantas cosas que nos queríamos decir, como si hiciera tiempo que no nos veíamos y nos tuviéramos muchas cosas que contar. Pero es que no nos conocíamos de nada, pero nos daba igual, no teníamos tiempo para pensar, solo para compartir sensaciones e ideas. Puede que absurdas para la gente, pero necesarias para nosotras. Y así nos pasaron las horas en diez minutos. Al día siguiente no fui a trabajar, me invadió una enfermedad extraña que aun no se conoce, todo para verla otra vez y hablar otra vez. Me llevé otra vez la cámara, quería tenerla en mi casa aunque fuera grabada. Y empezamos a hablar otra vez. Tenia la sensación de haber encontrado a alguien al que había perdido hacia mucho tiempo. Pero eso era imposible, jamás la había visto. Tampoco es que de pequeña la hubiera visto y no me acordara de ella pero se me hubiera quedado grabada en el subconsciente y por eso tenia esa sensación. No. Mi madre me dijo que jamás nos habíamos conocido. Empezamos a compartir de nuevo cosas. Ella es Cum Laude en Historia del Arte, y me dijo que le gustaría hacer cosas entre las dos. Ella con sus contactos pondría el arte grafico y yo podría experimentar musicalmente hablando. Después de imaginar, compartir, disfrutar de una persona con un mundo interior enorme y con una riqueza de alma increíble, en medio de conversaciones cruzadas de la familia, era como si estuviéramos solas en medio de tanta gente, me regaló una libreta con hojas en blanco y con una dedicatoria que venía a decir que aunque a la gente no le gusten o no acepten mis cosas o mi modo de vida es el que tengo, y aunque me quieran decir que el suyo, el “normal” o el impuesto es el mejor, yo me quedo con el mío por que soy como soy y a quien no le guste que le den por el culo, yo no me meto con el estilo de vida de la gente, que no se metan ello con el mío. Tenemos tantas cosas en común, somos criticadas en la familia, por hablar como hablamos, por tener un estilo de vida poco convencional, por tener ideas que la gente no comparte, por no querer estancarnos con lo que por defecto tienes que hacer en la vida, por luchar contra corriente, por no dejarnos intimidar, etc... Es increíble que tenga mas en común con la prima de mi padre que con toda la familia mas cercana junta. Es increíble que tenga algo que ver con alguien de esta familia. Me dijo que se sentía orgullosa de tener la misma sangre que yo. Nunca nadie en mi familia me había dicho cosas tan bonitas, ni me había aceptado tal y como era sin tener que cambiar nada de mis opiniones, ni de mis maneras. Jamás. Y por supuesto que nunca nadie me había dicho que se sentía orgulloso de ser familiar mío. No estaba orgullosa de un hecho mío, sino tener sangre en común. Me metí en la habitación para guardar la libreta y estaba ella, y en medio de la tarde, con la familia fuera hablando y fumando, con la tele puesta y a la espera de unas pizzas, nos abrazamos muy fuerte, como si intentáramos exprimir la una a la otra, hablando bajito mientras nos abrazábamos, como quien comparte de niño un secreto que quiere guardar o como quien hace algo prohibido.
Estoy triste, porque tardaré mucho en verla, pero contenta por haber tenido la inmensa suerte de conocerla y no pienso perder el contacto.

P.D.: Un placer conocerla igualmente.


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<__trans phrase="Posted by"> Jane DiFranco <__trans phrase="at"> 12:59 AM | <__trans phrase="Comments"> (3)