25 de Diciembre 2003

No me gusta la Navidad ni mi familia

Mira que le pongo empeño en que la Navidad no me deprima. Pero no hay manera. Me deprime, lo siento, ir a casa de mis padres, y recordar viejas situaciones no muy agradables. No me gusta el trato que recibo de mi madre. Siempre es tan estúpida conmigo, siempre me ataca, y cuando le contesto, me suelta su típico: “que nerviosa estas hoy, no?”. No veo el momento de irme de allí, de verdad, y no es algo en contra de alguien en concreto (o si). Me siento como un León enjaulado, que no puede salir, y tiene que aguantar la jornada por cojones. Es algo así como el trabajo, solo que en él, a fin de mes te pagan. De las reuniones familiares, no saco absolutamente nada, a parte de nervios, y una tristeza enorme, que me encoge el alma, y no me deja respirar hasta que salgo de allí. Los veo a todos tan falsos, todos poniendo su mejor cara. Todos interesándose por tu vida, que obviamente no les vas a contar, ya que no se puede resumir en unos minutos. Sueltas un :
-“Bien y tu?”
-“Bien también”
-“Pues nada”
Y a hablar de la tele, y de este y del otro.
Aguanto mas las reuniones con toda la familia, porque así por lo menos veo a mi abuela, y todos están menos pendientes de ti, y si no hablas de chorradas con uno, las hablas con el otro. Pero cuando la reunión es únicamente con mis padres y mi hermano, me hundo. Me siento a años luz de ellos. No porque sea mejor o peor que ellos, sino porque me siento ajena, no se, es una sensación extraña. Supongo que nunca fuimos una familia muy normal. Digo que son las Navidades, pero realmente es siempre que voy a esa casa. Lo que pasa es que no voy muy a menudo si puedo escaquearme. Esa casa fue un tormento para mi, y pisarla en una época en la que te venden que todo es alegría y amor, me llena de ira. Por no poder estar donde realmente siento que me necesitan y que me quieren. Que no me miran mal porque sea como soy, en definitiva. Que me dan un abrazote y muchos besitos y tantas veces como quieren porque necesitan quererme, igual que yo necesito querer y que me quieran, pero no cuando a esas personas les va bien, o les apetece, sino siempre. No pretendo herir a nadie, simplemente necesito vomitar toda esta presión. Y una vez mas, esperaré a que pase la Navidad y todo el mundo vuelva a sus casas sin que me presionen para verlos cuando toca o cuando ellos quieren. Y solo espero estar en mi casa, con mis perros, con mi mejor amiga (que siempre está recogiendo los trocitos que esparce por ahí mi familia), y al Sol que da luz a mi vida, mi David.

Posteado por Jane DiFranco | 25 de Diciembre 2003 a las 11:21 PM
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